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Sesenta y dos

Seguí corriendo, chocando con la gente en mi prisa por escapar de la pesadilla en la que se estaba convirtiendo mi vida, solo deteniéndome cuando me encontré con Percy en las puertas que llevaban a este lugar.

Percy levantó la vista hacia mí, con una tira de regaliz rojo colgando de sus labios mien...