Read with BonusRead with Bonus

Treinta y uno

Me levanto de un salto; Tobias se acerca a mí y me agarra del brazo.

—¿Por qué no estás comiendo?

—Quiero irme a casa —le digo, ignorando su pregunta y tratando de liberar mi brazo. Su agarre es demasiado fuerte y su brazo ni siquiera se mueve, como si tirara de una pared de ladrillos.

—Eso no es...