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Diecisiete

—Lo siento —murmuré, avergonzada. ¿Qué demonios me pasa? No puedo creer que haya tocado a mi jefe de esa manera. Saliendo del ascensor, corrí hacia mi escritorio tratando de mantener la distancia. Claramente no estaba en el estado mental adecuado. Algo en mí sigue llamándolos, haciéndome reaccionar ...