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Ciento treinta y cinco

Caminamos a través de la densa maleza durante lo que parece una eternidad subiendo, y yo empezaba a sentir un calambre por tanto andar. Agarrándome de un tronco delgado, lo uso para impulsarme hacia arriba, y Thaddeus me pellizca el trasero, que estaba justo en su cara, haciéndome gritar. Lo miro co...