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81. No es seguro.

Habían pasado casi dos meses desde el día en que Eve había dejado la manada. A medida que pasaban los días, no podía negar la añoranza que sentía por Eros. La mujer seguía teniendo pesadillas cada noche, despertándose con sus propios gritos. Anto siempre estaba cerca de Eve, durmiendo junto a la pue...