Read with BonusRead with Bonus

5. Su rostro.

Eros no deseaba nada más que llevarla a casa, verla envuelta en sus sábanas mientras el sol de la mañana brillaba sobre ella. Desafortunadamente, tenía que seguir la ley de apareamiento: sin importar si eran cambiantes o humanos, las parejas debían ser llevadas a casa para decidir cuándo se mudarían...