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41. Una chupada al día: mantiene alejado al médico.

Eros

Su palma aterrizó repetidamente en su trasero, la marca roja se volvía más oscura con cada golpe, sus muecas de dolor se transformaban en gemidos, animándolo a seguir azotándola. Después del décimo golpe, se detuvo. Esta vez, Eve gimió.

—Entiendes que mi intención era castigarte, no compl...