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38. Una verdadera reina no acepta las exigencias de nadie.

—Nos vamos a casa. Ahora. —La bestia gruñó, girando sobre sus talones y adentrándose en el bosque.

Una cosa que Ally sabía sobre su madre era que la mujer no se enojaba sin razón. Había madurado mucho, especialmente durante los años que Eve pasó junto a su compañero. Eros solía contarle a Ally cómo...