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18. El dolor de la traición

—Únete a nosotras —dijo la misma mujer, pasando su lengua por sus labios carnosos. Las tres eran hermosas, eso era seguro, con sus cuerpos curvilíneos, piel suave, cada una de un tono diferente que resultaba tentador mientras se frotaban los pechos entre sí y se besaban eróticamente.

Pero por prime...