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Por favor, no pienses que soy un asqueroso.

Seth giró la cabeza para ver quién había hablado. A solo unos pocos pies de distancia, estaba Vlad, con las manos en los bolsillos y una amplia sonrisa en los labios.

El hombre, usualmente tranquilo, no se parecía en nada a su yo habitual. El amable Alfa le recordaba a un maníaco malvado que había ...