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Quiero que te sientes en mi cara.

Una vez más, Seth se encontraba jadeando mientras presionaba su espalda contra la puerta de la cabaña. Su corazón latía con fuerza contra su caja torácica, amenazando con escapar de su cuerpo en cualquier momento.

Esa voz; esa maldita voz seductora, profunda, increíblemente sexy y, sin embargo, cal...