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Treinta y cuatro

Punto de vista de Evelyn

Colgando el teléfono, voy a hacer la colada, colgando la última pieza en el tendedero cuando siento unas manos frías tocar mis hombros, haciéndome saltar del susto.

—¡Dios, no te acerques sigilosamente a la gente! —me doy la vuelta y le digo a Orion. Él desliza sus mano...