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Capítulo 53: Una cuña

—No creo haber visto jamás a Su Majestad tan feliz —Basil frunció el ceño, reconociendo la voz de Chasel—. Con un poco de suerte, puedo conseguir que el Calígrafo Imperial redacte los anuncios para el final del día.

—Buena suerte, primo. ¡Espero que el Sastre Imperial esté a la altura! Decorar para...