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Mío, para siempre

Tanto Odessa como Creed continuaron arrodillados en la cama, Creed sosteniéndola suavemente, acercando su miembro a ella. Odessa podía sentir el contorno a través de la delgada tela. Su respiración se entrecortaba, sintiendo lo grande que era, tanto como quería creer lo bien que se sentiría tenerlo ...