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Puedes tocar

Odessa

Revolví la olla unas cuantas veces más. La carne se deshacía perfectamente. Los aromas sabrosos de las especias se infiltraban en la cueva, y esperaba que nadie desde afuera pudiera olerlo. La gran túnica que llevaba puesta la había atado con una correa de cuero, convirtiéndola en un vestido...