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17. OBSIDIANA: YO

—¿Quién era ese hombre?

Me detuve y miré por encima del hombro a Vanya. Estaba sentada en el último escalón, con las rodillas pegadas al pecho, los brazos alrededor de las piernas y la barbilla apoyada en la rodilla mientras me observaba.

—¿Es tu amigo? —preguntó.

—No —gruñí mientras volvía a mi ...