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36.

Emma

—¡¿Qué fue eso?! —grité empujándolo.

Miré a Aiden con disgusto. ¿Por qué hizo eso? En otro tiempo, sus besos me hacían estremecer, pero después de que plantó sus labios en los míos, se sintió mal y repugnante, además del dolor de no ser los labios de mi compañero. Mi calor aún estaba pres...