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Capítulo cuarenta y cuatro

Finn

Eché un vistazo a Kat en el asiento del copiloto. Ella miraba fijamente por la ventana, limpiándose la cara cuando una lágrima se escapaba y corría por su mejilla.

Estábamos regresando del consultorio del médico, donde nos habían dado malas noticias. Después de pruebas exhaustivas, no cre...