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Capítulo tres

Finn

Mi ventana estaba bajada mientras estaba sentado en mi coche en el aparcamiento fuera del cementerio. Tenía razón; ella estaba aquí. Podía oler su dulce aroma flotando ligeramente en la brisa. Era suave y floral, con un toque de sándalo.

—¿Qué estás haciendo? —exigió Shaw—. Ve a buscarla....