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Capítulo treinta y cuatro

Leo

—¿Volverán? —le pregunté a River.

Ella se encogió de hombros.

—Depende de lo que pase al otro lado del campo. Si Enid derrota a la bestia o no.

Miré hacia abajo, donde yacía la joven bruja de fuego muerta en el suelo, y un latido de culpa me atravesó.

—Esa vieja bruja, Morga, podría hab...