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Capítulo veinte

Enid

—¿Eris? —intenté, sabiendo que probablemente no funcionaría.

—¿Crees que soy tan estúpida como para dejarte llamar a la manada aquí? —preguntó la vieja bruja—. Una manada de lobos, imposible de vencer. Un lobo solo, carne muerta.

Dijo la rima con una voz loca y cantarina, y luego se rió ...