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116: Paz al fin

—¡Oh, mi dulce niña! —la mujer rió suavemente y continuó su abrazo, acariciando lentamente la espalda de Everly para consolarla—. Eso fue solo una manifestación física. Se necesita mucho más para borrarme. Everly finalmente se apartó y la mujer le secó las lágrimas antes de besarle la frente y darle...