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Capítulo 231 ¿No tuvo vergüenza?

Al escuchar sus elogios, la sonrisa de Vanessa floreció más brillante que las flores silvestres. —Theo, si te gusta tanto, lo haré más a menudo para ti.

—¡Cof, cof!

La señora Reynolds carraspeó suavemente. —Déjalo ya, Vanessa. Tus manos están hechas para tocar el piano, no para esclavizarte en la ...