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Capítulo 408 Tío Frederick, ¡qué vergüenza!

En su sueño, Anna agitó su pequeña mano, formando una diminuta mueca en su rostro. Al ver esto, Frederick no pudo evitar sonreír suavemente. Extendió la mano, queriendo pellizcar su mejilla regordeta, pero se detuvo por miedo a despertarla.

Frederick se levantó con cuidado, asegurándose de no moles...