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Capítulo 315 Una sensación inusual

Después de un rato, Susan llamó a la puerta.

—Señora Davis, si no se levanta pronto, llegará tarde.

La voz de Susan hizo que Frederick pausara el beso. Pero no la soltó. La sostuvo con fuerza, su cabeza enterrada en su cuello, su voz baja y ronca de deseo.

Susurró:

—Amelia. Estoy feliz.

Estaba ...