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Capítulo 313 Un beso con sabor a fresa

Amelia miró a Frederick. Sus ojos azules eran hipnotizantes, como las estrellas y el mar.

Justo cuando iba a hablar, el teléfono de Frederick sonó.

Él frunció el ceño, deslizó el dedo para rechazar la llamada y se volvió hacia Amelia. —¿Qué ibas a decir?

Amelia había notado el identificador de ll...