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Capítulo 373 Ensuciándome las manos

—Es simple, no eres una buena persona —siseó Alexander entre dientes apretados, sus ojos ardiendo de indignación.

Las dos figuras imponentes se encontraban muy cerca, sus estaturas de más de seis pies irradiando una aura intimidante. Al cruzar sus miradas, el aire parecía espesarse con el aroma del...