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Capítulo 29 Déjame ir

—Soy yo —susurró Alexander, tapando la boca de Ava.

La luz de la habitación se encendió, revelando a Alexander inclinado sobre ella, lo que instantáneamente alivió sus temores. El reloj marcaba la una de la madrugada.

—¿Por qué has vuelto?

—¿Es tan raro que vuelva a casa? —Alexander parecía liger...