




Capítulo 2 Un bebé no deseado
Ava bajó la cabeza, sonriendo con impotencia.
—Cariño, no es el momento adecuado... —murmuró para sí misma, mirando su vientre.
Para Ava, Alexander era lo mejor que le había pasado en la vida.
Los padres de Ava trabajaron para el Grupo SK. Cuando ella era pequeña, hubo un gran incendio en su lugar de trabajo y quedaron atrapados en la sala de control. Lograron apagar el sistema principal, evitando la fuga de sustancias tóxicas, por lo que se salvaron más vidas.
Los medios informaron sobre este incidente durante días. También hicieron pública la última conversación de sus padres.
Así, a los 10 años, Ava tuvo que vivir con su tía.
Desafortunadamente, la tía de Ava era alcohólica y jugadora. Un año después, se jugó toda la compensación que el Grupo SK les había dado.
Cuando cumplió 11 años, su tía simplemente la dejó en la puerta del Grupo SK.
Ava esperó allí durante dos días.
Estaba hambrienta y agotada. Entonces, Scarlett Mitchell, la presidenta del Grupo SK, la vio en la puerta y la llevó a su casa.
Desde entonces, Scarlett se encargó de su educación y la crió. Cuando creció, Scarlett le pidió a su nieto, Alexander, que se casara con Ava.
Ava estaba enamorada de Alexander, así que estaba emocionada de casarse con él.
Alexander era perfecto en todos los sentidos, como una estrella. Siempre había sido el amor platónico de Ava, aunque ella actuaba como su hermanita mientras crecían juntos.
Sin embargo, Alexander no parecía sentir lo mismo.
Aceptó casarse con Ava, pero también fue honesto con ella. Le dijo: —Me casaré contigo, pero estoy enamorado de otra persona. Cuando Isabella regrese, este matrimonio terminará.
El corazón de Ava se rompió en ese momento.
Pero sabía que si se negaba a casarse con Alexander, Scarlett lo culparía a él. Además, Ava no quería disgustar a Scarlett. Así que tragó el dolor y aceptó casarse con él.
—Lo entiendo. Eres como un hermano para mí. De todos modos, no tengo sentimientos por ti. Si en algún momento quieres divorciarte, solo dímelo. —Fingió que no le importaba en absoluto.
Entonces, comenzaron su vida de casados.
Alexander la cuidaba bien y la apreciaba.
Todos pensaban que Alexander estaba profundamente enamorado de Ava, pero solo ella conocía la verdad. Era su deber, no amor.
Ahora, él había cumplido con su deber.
Ava terminó la comida en su plato. Se levantó de la silla y dijo: —Estoy llena. Me iré a la habitación primero.
Sacó la silla para irse.
Pero al levantarse, de repente se sintió mareada.
Tropezó y perdió el equilibrio. Todo su cuerpo estaba a punto de caer sobre la mesa.
Protegió su vientre instintivamente, tratando de evitar el impacto. Pero antes de que sucediera, Alexander ya la había jalado y la arrastró hacia sus brazos.
—¿Estás bien? ¿Te lastimaste? —Revisó su cuerpo para asegurarse de que estaba bien. Luego, suspiró aliviado—. Solo ten cuidado, ¿sí? No me hagas preocupar. Ya no eres una niña.
—Estoy bien. Supongo que no dormí bien anoche.
Ava evitó su mirada.
¿Cuál era el punto de ser tan amable con ella ahora?
Ava intentó apartar sus manos, pero Alexander pareció notar algo. Frunció el ceño y la levantó directamente.
Ava se sobresaltó y, por instinto, rodeó su cuello con los brazos—. ¿Qué estás haciendo?
—Te estoy llevando, para que no vuelvas a caer.
—Estoy bien, déjame bajar. ¡No deberíamos estar así!
—¿Por qué?
—Nos estamos divorciando.
El aire se congeló instantáneamente.
Alexander la miró fijamente, un destello de desagrado apareció en sus ojos.
—Antes de firmar esos papeles, seguimos legalmente casados. ¿O nunca quisiste acercarte demasiado a mí, y ahora no puedes esperar para alejarme, verdad?
Su voz era algo fría y dura, como si Ava hubiera tenido la idea del divorcio y él se resistiera a hacerlo.