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71. «Gracias, Maestro...»

Observo las manos venosas que recorren mi cuerpo, clavando los dedos en mi carne, arañando y dejando marcas de uñas mientras suben por el interior de mis muslos. Estas palmas ásperas se han convertido en mi sensación favorita... más que las paletas o los látigos — más que el hielo o las velas. El to...