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69. «No me obligues a decirlo dos veces».

Abraham me lleva más allá de las cortinas hacia las salas de descanso, donde algunas personas charlan casualmente, alejadas del bullicio de la fiesta. El pequeño salón, al igual que el resto del espacio, está decorado solo en dos colores: blanco y dorado. Sofás curvos llenan la habitación, y un enor...