Read with BonusRead with Bonus

153. «Perfecto para mí».

—Gracias, Maestro— digo con voz entrecortada, ronca de placer. —Gracias por hacerme sentir tan bien. Me encanta cuando me azotas el trasero...

—¿De verdad?— Él golpea la nalga izquierda, la que acaba de recibir múltiples golpes rápidos con el látigo, asegurándose de que su mano sea más pesada y firm...