Read with BonusRead with Bonus

135. El color de la lujuria

—¿Qué? —Parpadeo varias veces, sorprendida. Por un momento, pienso que he oído mal, pero la expresión del señor Rozzo no vacila ni un instante.

—¿Quieres que pose con tus piezas? —pregunto con cautela, la sorpresa convirtiéndose rápidamente en timidez. Decirlo en voz alta de alguna manera me parece ...