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CAPÍTULO 775

Alexi me mira por un largo momento, tanto que levanto la vista hacia él para ver si siquiera me escuchó y encuentro esos tranquilos ojos grises fijos en mí. Parece pensativo y extrañamente sobrio.

—Cuando Gino y yo teníamos alrededor de nueve años cuidábamos a un perro callejero al que llamamos Ben...