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CAPÍTULO 47

El sol atravesando las cortinas en diminutas rebanadas es peor que tener sal en los ojos. La náusea me golpea al intentar sentarme y mi boca se llena de saliva de manera descontrolada. Mi celular está junto a la cama y me doy cuenta de que está apagado. ¡Nunca lo apago! Ni siquiera sé qué hora es; p...