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CAPÍTULO 444

—¿En qué demonios está metida Camilla?

Me fuerza a otro beso, aflojando mi garganta lo suficiente como para que jadee, aún incapaz de hacer otra cosa que arañar sus manos y tratar de retroceder. Siento el sabor de la sangre que causé en su boca, ahogándome por su vileza. Sus labios duros y crueles ...