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CAPÍTULO 426

—¡Maldita sea, Sophie! —Arrick también pierde la paciencia, su tono y su ira me detienen mientras me agarra los hombros con ambas manos y me arrastra hacia él. Me gira para que lo mire y me quedo en silencio ante su arrebato—. ¡Ojalá se sintiera mal! Tal vez si así fuera, arreglaría mi maldita cabez...