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CAPÍTULO 417

—¡Maldita sea, Sophie!—la paciencia de Arrick también se rompe, su tono y enojo me detienen mientras agarra mis hombros con ambas manos y me arrastra hacia él. Me gira para que lo mire y su arrebato me deja en silencio.

—¡Ojalá se sintiera mal! Tal vez si se sintiera así, arreglaría mi maldita cabe...