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CAPÍTULO 41

Mi ducha es caliente, humeante y satisfactoria. Salgo sonrojada y sin aliento, y pienso que tal vez debería haber sido más cuidadosa con la temperatura. Mi cabeza da vueltas un poco, y todavía me siento frágil.

Me pongo el camisón y la bata, salgo descalza a la suite vacía, y sé instantáneamente qu...