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CAPÍTULO 412

Mi corazón casi deja de latir, mi voz se queda atrapada en mi garganta ante esta especie de confesión, y ya no sé qué hacer ni qué decir. Las lágrimas empiezan a caer libremente por mi rostro mientras Arrick las limpia suavemente con sus dedos. Me observa, con agonía reflejada en su expresión.

—¿Qu...