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CAPÍTULO 386

Mi gusto por la decoración nunca ha dejado de ser infantil y adorable; los peluches llenan mi cama, y las estanterías están repletas de libros de romance adolescente y chucherías. Arrick ha visto esta habitación un millón de veces y me lleva a mi chaise longue gris plateada frente a la enorme ventan...