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CAPÍTULO 304

Leila estalla en una risa histérica y cae de lado en la cama, incapaz de controlarse.

—Dios mío —jadea, tratando de recuperar el control—. ¿Quién iba a pensar que el semental Carrero se volvería literalmente célibe y se convertiría en una maruja? —vuelve a estallar en otra carcajada y le lanzo un co...