Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO 266

—¡Dios mío! ¡Leila, bájate! —me río tanto que me duelen los costados mientras Leila baila sobre la barra, moviéndose y cantando a todo pulmón con el micrófono inalámbrico de la máquina de karaoke. Está en modo estrella de rock total, pavoneándose como una aspirante a Coyote Ugly. Sarah está tan borr...