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CAPÍTULO 255

Más bien su cabeza de imbécil y sus hombros arrogantes. ¡Sé fuerte, Emma!

—Sí, lo hizo. No estaba segura de si debía decírtelo. Quería darle una lección, para ser honesta. Me dio su número hace un tiempo cuando no podía comunicarme contigo en el trabajo y tuve que llamar a tu oficina principal. —El...