Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO 230

—Te soltaste el cabello... Suena tan insignificante cuando lo digo en voz alta, pero te vi en tu escritorio, absorta en el trabajo. Te observé por un momento, hipnotizado por la diferencia que hacía. Te veías suave e inocente, casi vulnerable, como si al perder ese peinado pulido de maestra hubieras...