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CAPÍTULO 122

—Contrólate, Emma, deja de ser patética.

—No; todavía estoy en otro lugar. Puedes manejar las cosas por un par de días —es la respuesta cortante, y quiero llorar.

—Sí, señor. —Odio que suene infantil y débil; me ha tomado por sorpresa. Estoy medio dormida y desmoronándome por la forma en que está ...