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CAPÍTULO 110

No hablamos mientras conducimos; él sube el volumen del estéreo, indicando que no intentará hablar, y yo trato de relajarme en mi asiento. Al menos, pretendo hacerlo. Difícil de lograr cuando te llevan por acantilados sinuosos con un maniático al volante de un coche deportivo.

Su mano tira de la mí...