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Las vacaciones

—Él... —me lamí el labio inferior, que de repente se sentía muy seco.

Él asintió, esperando pacientemente a que continuara.

—Él no es lo que piensas...

Su teléfono sonó en el mostrador, interrumpiéndome a mitad de la frase. Frunciendo el ceño, recogió el teléfono y soltó un suspiro.

—Lo siento, ...