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Vamos a casa...

Soltando un grito, me levanté del suelo y corrí hacia él. Sus fuertes brazos me envolvieron como alas protectoras en cuanto llegué a su lado.

Temblaba en su pecho mientras las lágrimas calientes corrían por mis mejillas. Con el corazón aún latiendo de pánico y las rodillas débiles, me aferré a él c...