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Reclamado por la bestia

A la sombra de su coche, su mano caliente y callosa se deslizó bajo mi vestido hasta mi muslo. Su toque ardiente dejó una marca en mi piel, seguido de mi respiración entrecortada y mi corazón acelerado.

Moviéndome en su regazo, aparté su mano, mirando al conductor que silenciosamente conducía el co...